Como en el famoso cuento de las “habichuelas mágicas”, yo
debí comprar lechugillas mágicas.
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No sé qué es exactamente lo que no he debido hacer bien,
pero está claro que esta lechuga con tronco, que no se si crecerá y crecerá hasta
llegar a las nubes donde tendré que enfrentarme a un maligno ogro para
conseguir un gran tesoro… Espero que no…Que
uno tiene ya una edad y no está para estos trotes.
Eso sí, y lo diré muy clarito, esta lechuga, en casa, la
vamos a querer como a cualquier otra lechuga, que sea diferente y que las demás
lechugas la miren mal, no nos importa. La aceptamos en su singularidad, así que,
que nadie se meta con ella.
La cosa es que me recomendaron unos compañeros de trabajo
que también tienen huerta, (uno de las de verdad y la otra en terraza, mas grande
y más mono que mi huerto) para alargar la vida de la lechuga, lo mejor era ir quitándole
las hojas conforme las necesitabas. Así lo he hecho. Pero resulta que donde
quito hoja, no sale más y se queda a modo de tallo mientras que las nuevas
hojas van creciendo sobre ese tallo.
No será una lechuga al uso, pero las apariencias engañan,
porque tiene muy buen sabor. Alguien tenía que innovar en este mundo de la
siembra de las lechugas que estaba muy anticuado. Pienso cultivar más lechugas “trepadoras”…
y… y cuando sean famosas, ya vendréis, ya…