martes, 26 de junio de 2012

Yo por mi limón ¡MA-TO!


La naturaleza es un mundo, al menos para un urbanita como yo.

El limonero que fue atacado por los pájaros de Hitchcock está floreciendo nuevamente. Pero ¿cuántas veces florece un limonero? Que se yo, la cosa es que ahí está, un capullo (de flor) saliendo tímidamente. Ni que decir, que voy a defender a este limón con mi vida. Como dijo aquella gran filosofa hispánica “yo por mi limón, ¡MA-TO!”

Como ya me conozco el percal, esta vez he pasado de tiras de aluminio y chorradas. Me he comprado una malla y me he puesto manos a la obra a colocarla. Imagino que una malla como la que he comprado yo, en manos profesionales, servirá para un jardín tipo medio. Tras pelearme con ella para aplanarla (venia enrollada) y llevarme de recuerdo varios rasponazos, probar mil y una formas de tapar las diferentes macetas… He optado por actuar al estilo Rajoy y he procedido a realizar varios recortes hasta conseguir trozos de malla manejables para un canelo como yo. He conseguido, así, tapar las hojas del limonero, preveyendo que puedan salir nuevas flores.

Vale, que el pájaro maldito pudiera meterse por debajo, sí, pero es que hay que regarlo y tengo que tener un acceso para meterle mano (tenemos, ya, una relación bastante estable) sin arañarme más el brazo, que parece que tenemos gato en casa. Ya veremos si al final de esta aventura, conseguimos tomarnos un pelotazo con limón exprimido de la huerta… Lo que hay que hacer para tomarse una copa ecológica!!!

viernes, 22 de junio de 2012

Ñapas en jardinería


A grandes males, grandes soluciones

Estuve indagando el tema de mi “lechugilla mágica” y descubrí que corría el riesgo de palmarla si se creaba un cogollo a esa altura, ya que por el peso se rompería ese “tallo” que le había salido. Mirando en mis libros vi un sistema que se utiliza para aumentar la profundidad de tiestos pequeños; Colocarlos uno sobre otro quitando la base de tiestos de plástico. Como tenía uno vacio, lo he agujereado, he pasado la lechuga por el hueco y he rellenado de tierra hasta la base de las hojas. De este modo, si acaba formándose un cogollo no se partirá, y si sigue creciendo, tiene más margen de maniobra. Es su decisión.
 
Además he plantado otra ración de lechugas donde estaba la caléndula, que se nos ha ido. Empezaron a apocharse las flores más viejas, siguió con las hojas, los brotes nuevos que asomaban dejaron de florecer y se marchito toda la planta. Misterios de horticultura.

Así que, como quedaba un hueco majo, he plantado nuevas semillas de mis lechugas trepadoras. Como me salgan asin de salaás, toas, las comercializo. Decidido. Aunque estas van a tener que lidiar con un hándicap añadido. En mis libros se especifica que no han de plantarse las lechugas junto al perejil. Y esa maceta, en la que tengo una tomatera hermosota, hermosota, puse un par de plantones de perejil que trasplante de la maceta principal y otro de cilantro. En fin, a verlas venir.

martes, 19 de junio de 2012

¿La lechuga es un árbol?


Como en el famoso cuento de las “habichuelas mágicas”, yo debí comprar lechugillas mágicas.

No sé qué es exactamente lo que no he debido hacer bien, pero está claro que esta lechuga con tronco, que no se si crecerá y crecerá hasta llegar a las nubes donde tendré que enfrentarme a un maligno ogro para conseguir un  gran tesoro… Espero que no…Que uno tiene ya una edad y no está para estos trotes.

Eso sí, y lo diré muy clarito, esta lechuga, en casa, la vamos a querer como a cualquier otra lechuga, que sea diferente y que las demás lechugas la miren mal, no nos importa. La aceptamos en su singularidad, así que, que nadie se meta con ella.

La cosa es que me recomendaron unos compañeros de trabajo que también tienen huerta, (uno de las de verdad y la otra en terraza, mas grande y más mono que mi huerto) para alargar la vida de la lechuga, lo mejor era ir quitándole las hojas conforme las necesitabas. Así lo he hecho. Pero resulta que donde quito hoja, no sale más y se queda a modo de tallo mientras que las nuevas hojas van creciendo sobre ese tallo.

No será una lechuga al uso, pero las apariencias engañan, porque tiene muy buen sabor. Alguien tenía que innovar en este mundo de la siembra de las lechugas que estaba muy anticuado. Pienso cultivar más lechugas “trepadoras”… y… y  cuando sean famosas, ya vendréis, ya…

jueves, 14 de junio de 2012

Tutorando mis tomateras


Wate, aquí hay tomate!!!

Las tomateras han cogido, ya, tal envergadura que tocaba tutorar. Básicamente es colocarle una guía, un palitroque, para que la planta crezca para arriba apoyándose en ella, ya que si no, con el peso de las hojas, las ramas quedan hacia abajo y la planta no crece lozana.

Con esto del huerto del balcón, me he encontrado con mucha gente que tiene huerto, tanto en terreno como en la terraza. Así que intercambiamos experiencias, inquietudes y problemas que van surgiendo. Quien me lo iba a decir. El caso es que tengo un compañero de trabajo que controla mucho del tema, tiene huerta desde txiki. Le comente como estaban mis tomateras y me dijo que debía de tutorar ya, porque si no iba a quedárseme la planta txikita y dando poco fruto, si daba.

Me he puesto manos a la obra. Lo primero encontrar con que hacer la guía. Este mismo compañero me dio la idea de los palos de los pinchos morunos. Tenía dos opciones, comprar pinchos morunos en el super y matar dos pájaros de un tiro, comida para hoy y palitroque para las tomateras. O irme a los chinos y comprármelos allí. Porque en estos establecimientos encuentras lo impensable. Un paquete de palitos de pincho moruno de bambú, 075€. 

Una de las tomateras tiene ya una altura considerable, así que con celo, he pegado dos pinchos que me han servido para tutorar esta tomatera. Las otras dos son mas bajitas, pero ya tienen la guía para que crezcan hasta el infinito… Y más allá!!!