A grandes males, grandes soluciones
Estuve indagando el tema de mi “lechugilla mágica” y descubrí
que corría el riesgo de palmarla si se creaba un cogollo a esa altura, ya que
por el peso se rompería ese “tallo” que le había salido. Mirando en mis libros
vi un sistema que se utiliza para aumentar la profundidad de tiestos pequeños;
Colocarlos uno sobre otro quitando la base de tiestos de plástico. Como tenía
uno vacio, lo he agujereado, he pasado la lechuga por el hueco y he rellenado
de tierra hasta la base de las hojas. De este modo, si acaba formándose un
cogollo no se partirá, y si sigue creciendo, tiene más margen de maniobra. Es
su decisión.
Además he plantado otra ración de lechugas donde estaba la caléndula,
que se nos ha ido. Empezaron a apocharse las flores más viejas, siguió con las
hojas, los brotes nuevos que asomaban dejaron de florecer y se marchito toda la
planta. Misterios de horticultura.
Así que, como quedaba un hueco majo, he plantado nuevas
semillas de mis lechugas trepadoras. Como me salgan asin de salaás, toas, las
comercializo. Decidido. Aunque estas van a tener que lidiar con un hándicap añadido.
En mis libros se especifica que no han de plantarse las lechugas junto al
perejil. Y esa maceta, en la que tengo una tomatera hermosota, hermosota, puse
un par de plantones de perejil que trasplante de la maceta principal y otro de
cilantro. En fin, a verlas venir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario