lunes, 23 de abril de 2012

Exterminio


Por donde pasa Atila… No crece la hierba. Hoy me he sentido como el rey de los hunos.
Tocaba clarear las lechugas. Cuando presentas dos o tres hojas, hay que proceder al clareo según dicta mi libro. Que consiste en eliminar los brotes más débiles hasta dejar un plantón cada 25cm. Lo cual en mi caso, equivale a una lechuga por tiesto.

La cosa es que tenía todas las lechugas plantadas en el mismo tiesto, que mide como esos 25 cm de diámetro. Así que en un acto de magnanimidad divina, he decidido dejar unos cuatro brotes en el tiesto original y he trasplantado otros diez en distintas macetas más pequeñas. No tengo claro que vayan a prosperar, aunque no hay que perder la esperanza. Realmente el trasplante hay que hacerlo cuando la lechuga ya presente un pequeño cogollo. Básicamente cuando ya la identificas como lechuga. 

Las pobres lechugillas que tenía, eran escuálidas y muy poca cosa, asi que he utilizado el pelapatatas para coger el plantón con la raíz y un trocito de tierra que he pasado a otras macetas. Espero que la maldición de Atila no se cumpla y tras mi paso, las lechugas crezcan sanas y lozanas.

2 comentarios:

  1. Pobres lechuguitas, a ver si cogen algo de fuerza y empiezzan a tomar forma de algo mas que petalillos saliendo de la tierra...

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  2. Las de la meceta original no deberían dar problema. Las trasplantadas seguramente no prosperaran, pero había que darles la oprtunidad.

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