lunes, 2 de abril de 2012

¿Porque?

¡Porque los tomates del super no saben a nada!
Aunque seguramente el hacer un huerto en mi balcón no me eximirá de tener que bajar a comprar los tomates “prefabricados”, el día que me coma uno de los míos será un festín de sabores. Eso contando con que esta historia llegue a buen puerto. Contar ya cuento con algún fracaso a mis espaldas.
En casa nos encanta el cilantro, pero no es fácil de encontrar, así que se nos ocurrió plantarlo nosotros. Ya puestos le sumamos el perejil. Compramos las semillitas unos tiestos y al lío. Empezó muy bien, las semillas de ambas comenzaron su escalada por encima de la tierra que las cubría. Un manto verde decoraba las dos jardineras… Pero algo fallo. A partir de centímetro de crecimiento empezaron a amarillear hasta que murieron.
No cejamos. Nos cogimos unos brotes de perejil ya plantados y creciditos. Vamos, el trabajo sucio hecho. Pues tampoco cuajó y acabo la cosa con otro funeral. Junto a este perejil, que en paz descase, compramos, también, un limonero. También ya plantado y hasta florecido. Lo desfloramos y se quedo bastante desmejorado. Pero, ¡OH! Sorpresa, tras un duro invierno y ya entrada la primavera, el limonero ha comenzado a florecer.
Esto nos ha envalentonado y nos hemos lanzado a la piscina… Como siempre, sin saber que este llena…

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