¡Porque los tomates del super no saben a nada!
Aunque seguramente el hacer un huerto en mi balcón no me eximirá de tener que bajar a comprar los tomates “prefabricados”, el día que me coma uno de los míos será un festín de sabores. Eso contando con que esta historia llegue a buen puerto. Contar ya cuento con algún fracaso a mis espaldas.
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No cejamos. Nos cogimos unos brotes de perejil ya plantados y creciditos. Vamos, el trabajo sucio hecho. Pues tampoco cuajó y acabo la cosa con otro funeral. Junto a este perejil, que en paz descase, compramos, también, un limonero. También ya plantado y hasta florecido. Lo desfloramos y se quedo bastante desmejorado. Pero, ¡OH! Sorpresa, tras un duro invierno y ya entrada la primavera, el limonero ha comenzado a florecer.
Esto nos ha envalentonado y nos hemos lanzado a la piscina… Como siempre, sin saber que este llena…
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